Al anochecer!
Hay unos que recuerdan su día y sonríen, hay otros que piensan en el trabajo y se estresan, algunos tienen problemas y lloran y otros se sienten vacíos; cada uno de nosotros convive con una situación diferente en el camino que es la vida misma y tenemos una forma de ver la vida diferente al resto.
Somos diferentes, simple. Tu eres alegre, otro es serio, otro lo llamas amargado y otro dramático. Pero todos llevamos un mar de sentimientos dentro que se agita cada día de diversas formas, por eso puede que hoy veas a alguien amargado y mañana lo veas feliz. ¿Contradicción? No, situaciones de la vida.
Por eso a veces es bueno dar un poco de si a los demás, parece que no tuviera incidencia pero hasta un buen día acompañado de una sonrisa puede cambiar el ánimo de quien lo recibe, le llaman ponerse en los zapatos del otro y a veces que complicado nos resulta. Si tallan o no tallan, si tengo que hacerlo o no, al final ni siquiera es una obligación pero si una condición para mejorar las relaciones con quienes nos rodean.
Y es que resulta más fácil abandonar el barco de la amistad, de la familia o de la pareja, que ahondar en la profundidad de ellos y saber qué pasa con sus sentimientos. A título personal he tenido días difíciles, de cara amargada, apellidos revueltos y esos a quienes llamo amigos que son pocos no se me han despegado hasta hacerme sonreír y a lo que quiero llegar es que quien te conoce sabe cuándo te pasa algo, cuando necesitas ser escuchado o cuando necesitas que te den una mano.
Quien te conoce sabe cuándo tus ojos aun en medio de la sonrisa están tristes, cuando tu respiración es diferente o cuando tienes un nudo en la garganta, quien te conoce sabe hasta cuándo has llorado aunque no esté a tu lado. Sin embargo a veces hacemos caso omiso a las señales y lo dejamos ser y ni siquiera alcanzamos a imaginar la tragedia personal que puede cargar cada persona.
Recuerdo que un tiempo lamente el hecho de no contestar una llamada, una llamada que en determinadas ocasiones he pensado pudo haber cambiado el rumbo en la vida de alguien pero como sobre lo pisado no se puede hacer nada decidí un día liberarme de esa cadena que me ataba, decidí pensar que lo mejor que pude dar lo di en el momento preciso… porque así es la vida, o los designios divinos, cada cosa se da en el momento justo.
Lo realmente importante es que debemos cosechar cosas buenas en el otro, ya sea familia, amigo, pareja, hijos… si queremos recoger cosas buenas, cada día debemos dedicar un espacio de nuestro tiempo a cultivar y resaltar lo bueno, y si, tal vez no somos santos, tenemos muchos defectos, cosas malas, claro está, pero también tenemos tanto bueno por dar a la vida que realmente eso es lo que debemos potenciar.
Somos diferentes, simple. Tu eres alegre, otro es serio, otro lo llamas amargado y otro dramático. Pero todos llevamos un mar de sentimientos dentro que se agita cada día de diversas formas, por eso puede que hoy veas a alguien amargado y mañana lo veas feliz. ¿Contradicción? No, situaciones de la vida.
Por eso a veces es bueno dar un poco de si a los demás, parece que no tuviera incidencia pero hasta un buen día acompañado de una sonrisa puede cambiar el ánimo de quien lo recibe, le llaman ponerse en los zapatos del otro y a veces que complicado nos resulta. Si tallan o no tallan, si tengo que hacerlo o no, al final ni siquiera es una obligación pero si una condición para mejorar las relaciones con quienes nos rodean.
Y es que resulta más fácil abandonar el barco de la amistad, de la familia o de la pareja, que ahondar en la profundidad de ellos y saber qué pasa con sus sentimientos. A título personal he tenido días difíciles, de cara amargada, apellidos revueltos y esos a quienes llamo amigos que son pocos no se me han despegado hasta hacerme sonreír y a lo que quiero llegar es que quien te conoce sabe cuándo te pasa algo, cuando necesitas ser escuchado o cuando necesitas que te den una mano.
Quien te conoce sabe cuándo tus ojos aun en medio de la sonrisa están tristes, cuando tu respiración es diferente o cuando tienes un nudo en la garganta, quien te conoce sabe hasta cuándo has llorado aunque no esté a tu lado. Sin embargo a veces hacemos caso omiso a las señales y lo dejamos ser y ni siquiera alcanzamos a imaginar la tragedia personal que puede cargar cada persona.
Recuerdo que un tiempo lamente el hecho de no contestar una llamada, una llamada que en determinadas ocasiones he pensado pudo haber cambiado el rumbo en la vida de alguien pero como sobre lo pisado no se puede hacer nada decidí un día liberarme de esa cadena que me ataba, decidí pensar que lo mejor que pude dar lo di en el momento preciso… porque así es la vida, o los designios divinos, cada cosa se da en el momento justo.
Lo realmente importante es que debemos cosechar cosas buenas en el otro, ya sea familia, amigo, pareja, hijos… si queremos recoger cosas buenas, cada día debemos dedicar un espacio de nuestro tiempo a cultivar y resaltar lo bueno, y si, tal vez no somos santos, tenemos muchos defectos, cosas malas, claro está, pero también tenemos tanto bueno por dar a la vida que realmente eso es lo que debemos potenciar.
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