Vive en él, libre y plena
La habitación solo era iluminada por un estela de luz que emitía la pantalla, sus ojos recorrían una y otra vez las palabras dichas a través de sus mensajes. Últimamente era normal que lo hiciera, buscaba cada cosa que pudiera acercarla a él, que pudiera hacerla sentir su presencia. La ausencia le pesaba.
Por un momento cerraba los ojos e imaginaba los instantes a su lado, una y mil veces se reproducían como videos los momentos vividos. No podía decaer, tenía que seguir siendo fuerte, era normal que la distancia entre los dos la hiciera pensar de más, pero no podía permitirse un quebranto, él la necesitaba.
Ella sabía que era importante en su vida, sabía que él no se despedirá, que él la quería... como retar al corazón que latía desbocado ante su presencia, como desafiar ese instinto carnal que no hace más que reaccionar a su llamado. Imposible dejar de sentir.
Abrió los ojos y regresó nuevamente a la pantalla, ante ella estaba un mensaje: "estoy empacando para ir a verte", cerro nuevamente los ojos y recordó el momento, un abrazo, un beso, la yema de sus dedos recorriendo su piel, pasión, plenitud. Era ella misma junto a él y no había nada que la pudiera hacer sentir más viva que eso, la plenitud la tenía desde que lo había dejado ser parte de su vida.
Una llamada la hizo sobresaltar, eso pasaba siempre, aunque ya sabía quien era: Él. Esa llamada diaria que la aterrizaba y le hacía entender que simplemente la vida la tenía donde debía estar y que ese era su momento, que no importa el tiempo o la distancia, que no importa lo turbulento de las aguas, ella estará dándole la mano para salvarlo, porque él ha hecho parte de ella desde tiempos remotos, porque ella vive en el, libre y plena.
Por un momento cerraba los ojos e imaginaba los instantes a su lado, una y mil veces se reproducían como videos los momentos vividos. No podía decaer, tenía que seguir siendo fuerte, era normal que la distancia entre los dos la hiciera pensar de más, pero no podía permitirse un quebranto, él la necesitaba.
Ella sabía que era importante en su vida, sabía que él no se despedirá, que él la quería... como retar al corazón que latía desbocado ante su presencia, como desafiar ese instinto carnal que no hace más que reaccionar a su llamado. Imposible dejar de sentir.
Abrió los ojos y regresó nuevamente a la pantalla, ante ella estaba un mensaje: "estoy empacando para ir a verte", cerro nuevamente los ojos y recordó el momento, un abrazo, un beso, la yema de sus dedos recorriendo su piel, pasión, plenitud. Era ella misma junto a él y no había nada que la pudiera hacer sentir más viva que eso, la plenitud la tenía desde que lo había dejado ser parte de su vida.
Una llamada la hizo sobresaltar, eso pasaba siempre, aunque ya sabía quien era: Él. Esa llamada diaria que la aterrizaba y le hacía entender que simplemente la vida la tenía donde debía estar y que ese era su momento, que no importa el tiempo o la distancia, que no importa lo turbulento de las aguas, ella estará dándole la mano para salvarlo, porque él ha hecho parte de ella desde tiempos remotos, porque ella vive en el, libre y plena.
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